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Catequesis del Papa Francisco

durante la Audiencia General del 23 de marzo de 2022

 

En su catequesis del miércoles, el Papa habló de la necesidad de que los niños se encuentren con los ancianos durante el catecismo.

A veces pienso en esta extraña anomalía. La catequesis de la iniciación cristiana de hoy se basa generosamente en la Palabra de Dios y transmite información precisa sobre los dogmas, sobre la moral de la fe y los sacramentos. Lo que a menudo falta, sin embargo, es un conocimiento de la Iglesia que provenga de escuchar y testimoniar la historia real de la fe y de la vida de la comunidad eclesial, desde sus orígenes hasta nuestros días. De niños, aprendemos la Palabra de Dios en las clases de catecismo; pero la Iglesia- la Iglesia- los jóvenes la "conocen" en las aulas y en los medios de comunicación de información global.

El relato de la historia de fe debe ser como el Cantar de Moisés, como el testimonio de los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles. Es decir, una historia capaz de recordar con emoción las bendiciones de Dios y con lealtad nuestros fracasos. Sería bueno que, desde el principio, los itinerarios de catequesis prevean también el hábito de escuchar, desde la experiencia vivida de los ancianos, hasta la confesión lúcida de las bendiciones recibidas de Dios, que debemos preservar, y el testimonio fiel de nuestras propias infidelidades, que debemos reparar y corregir. Los ancianos entran en la tierra prometida, que Dios desea para cada generación, cuando ofrecen a los jóvenes la hermosa iniciación de su testimonio y transmiten la historia de la fe, la fe en el dialecto, este dialecto familiar, este dialecto de los ancianos a los jóvenes. Luego, guiados por el Señor Jesús, los ancianos y los jóvenes entran juntos en su Reino de vida y amor. Pero todos juntos. Todos con la familia, con este gran tesoro que es la fe transmitida en el dialecto. Gracias.

Guiño...

En una carta al Padre Awi Mello, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida a finales de febrero, esto es lo que la Presidenta escribió en nombre de VAI para preparar la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos, que tendrá lugar el 24 de julio sobre el tema "En la vejez seguirán dando fruto" (Sal 92,15)".

Los abuelos también quieren dar testimonio de su fe que ha apuntalado sus vidas, con altibajos, una fe que ha dado sentido a sus vidas; ¡Felices son los abuelos que tienen la oportunidad de presentar a sus nietos a la oración o de compartir con ellos un tiempo de oración! Para los muchos abuelos que no tienen esta felicidad, su testimonio de fe, en el marco de la familia, pasa por el testimonio de vida, ya que no son catequistas; el resto no nos pertenece porque no transmitimos la fe: es Dios quien actúa en el secreto de los corazones. Pero si la fe, nuestra adhesión a Cristo, ha dado sentido a nuestras vidas y continúa alimentándonos y sosteniéndonos en la vejez, ¿no es este un mensaje muy fuerte para transmitir a los jóvenes? ¿Su formación catequética podría incluir el testimonio de ancianos que permanecieron fieles a Cristo?