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PUBLICACIÓN ESPIRITUAL DEL PADRE ROMAN CHROMY

Conmoción

Nueva creación: Jesús insufló a los discípulos como lo hizo Dios en el comienzo al crear al hombre.

“¡Recibe el Espíritu Santo!” (Juan 20:22). La llamada del Señor Jesús a los discípulos, relatada por el evangelista Juan, se concreta en el segundo capítulo de los Hechos de los Apóstoles. Lucas describe un cambio en la actitud de los apóstoles, ocurrido gracias al envío del Espíritu Santo. Encerrados y asustados, ahora empiezan a hablar en otros idiomas. Pedro da su primera catequesis sobre Cristo crucificado y resucitado, tras la cual se convierten unas tres mil personas. La imagen de los primeros cristianos evocada por el autor de los Hechos de los Apóstoles es precisa y clara: viven juntos, reunidos en torno a la Eucaristía y predicando la palabra de Dios, y el Señor multiplica constantemente nuevos discípulos, tanto judíos como paganos. El envío del Espíritu Santo, ocurrido el quincuagésimo día después de la resurrección de Jesús, se convierte en el comienzo de la historia de la Iglesia.

Qué bueno es que la historia de la Iglesia no sólo continúe, sino que aún esté inconclusa. ¡Está esperando que avancemos! Es en ella donde todavía descubrimos “como un viento violento que sopla” (Hechos 2, 2) y “como lenguas de fuego” (Hechos 2, 3), y nuevamente la Iglesia - como dicen los autores del Catecismo de la Iglesia Católica. Iglesia - nos transmite la fe de los Apóstoles y es el lugar de nuestro conocimiento del Espíritu Santo. Se revela invariablemente en las Escrituras que inspiró, en la Tradición transmitida de generación en generación, en la enseñanza del Magisterio que asiste, en la liturgia y en la oración sacramental, en los dones y carismas, así como en el testimonio de todos los santos y los signos de la vida apostólica y misionera (cf. CIC 688).

La conmoción que vivieron los Apóstoles el día de Pentecostés no es sólo un acontecimiento histórico. Aparece donde invocamos al Espíritu de Dios y puede convertirse en experiencia de cada uno de nosotros, según palabras del Papa Francisco en la exhortación apostólica “Gaudete et exultate”. El Santo Padre, al escribir sobre el llamado a la santidad en el mundo moderno, nos anima a preguntar siempre al Espíritu Santo qué espera Jesús de nosotros en cada momento de nuestra vida y en cada decisión que debemos tomar. Y expresa un hermoso deseo: “Que Dios os haga reconocer cuál es esta palabra, este mensaje de Jesús que Dios quiere decir al mundo a través de su vida. Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que esto sea posible y para que tu preciosa misión no se pierda” (p. 23).

Padre Roman Chromy

Asesor Espiritual de la Coordinación Continental Europea