Seleccione su idioma

AÑO 2020,    UN ANTES Y UN DESPUES

Corría el año 2019, y se realizaba en la ciudad de Rio Cuarto, República Argentina, una Asamblea Regional del MOVIMIENTO Vida Ascendente, donde participaban las Comunidades de Córdoba, Buenos Aires, Zarate, Campana, Monte Caseros y también la nuestra, que era la organizadora y anfitriona. Contamos en esa oportunidad con la presencia de Monseñor Padre Osvaldo Montferrand y nuestra Coordinadora Nacional Señora María Teresa Schiro. Todo se llevó a cabo de una manera tranquila y ordenada, donde salvo una profesional, todas las demás exponentes fueron integrantes del Movimiento. Este evento se realizó con mucho éxito.

En un momento el Padre Osvaldo nos reunió a Teresita y a mí, para invitarnos y ofrecernos a participar, del Primer Encuentro de Ancianos y Adultos Mayores que se iba a realizar en Roma, en el mes de enero de 2020. Gracias a su ayuda económica, enseguida muy dispuestas las dos, aceptamos su ofrecimiento. A partir de allí, comenzamos a organizar nuestro viaje con mucho entusiasmo. Gracias al Padre Ricardo Enrique Facci, fundador del Movimiento de Hogares Nuevos, a la cual ambas pertenecíamos, conseguimos alojamiento en la ciudad de Roma en la casa de las Hermanas Pobres bonaerenses de san José, fundada en Buenos Aires y cuya Madre superiora era Madre Gregoria, una Argentina como nosotras.

El Congreso “La riqueza de los años”, fue algo maravilloso, con la participación de personas de todo el mundo, donde cada sacerdote o laico que exponían, nos dejaban una nueva enseñanza. Tratando de guardar en nuestra memoria y a través de borradores, cuantas cosas nuevas podíamos llevar a nuestras comunidades. Terminamos nuestra estadía en Roma, con una reunión con el Comité Ejecutivo de Vida Ascendente Internacional, que duró 3 días. Luego regresamos a nuestro país, el día 9 de febrero, llenas de ilusión y felicidad, para poner en práctica, todo lo que habíamos aprendido.

Ya en Roma, durante nuestra permanencia en esa ciudad se hablaba, de un virus, que azotaba China, pero estaba tan lejos de nuestra patria…………….

Sin embargo, en el mes de abril de 2020, comenzó esta Pandemia tan larga, que cambió radicalmente nuestras vidas, especialmente la de los Adultos Mayores, del mundo entero. ¡Y aquí también llego!!!!, y se nos sometió a un terrible encierro, donde durante meses enteros, dejamos de ver a nuestros seres queridos, compañeros y amigos de Vida Ascendente. Y poco a poco todo se fue derrumbando.

Se terminaron nuestras reuniones semanales, que nos mantenían vivos y activos, donde esperábamos ese día con mucha alegría, para compartir con nuestros hermanos. Sin embargo, para que llegara nuevamente esa oportunidad, debíamos esperar mucho tiempo aún. Solo podíamos celebrar la Santa Misa a través de la televisión, sin poder recibir al Cristo Vivo, en la Eucaristía. Fueron tiempos muy duros para todos y cada uno lo vivió de diferentes maneras, pero siempre puesta nuestra esperanza en el Señor, para que esto terminara pronto. ¡Y AL FIN ESTO SUCEDIÓ!!!!

Después de casi 2 años, volvimos a vernos y volvimos a reunirnos con mucha esperanza. Grande fue nuestra desilusión, cuando descubrimos que, de los 13 grupos que había en nuestra Diócesis Villa de la Concepción del Rio Cuarto, solo se mantenían en pie tres de ellos, no podíamos creerlo. Muchos de sus integrantes, fueron llevados a Hogares de Ancianos y otros, sus hijos no los dejaban salir por miedo al contagio. Y aquí estamos hoy, tratando de sobrevivir a ese flageo que tanto daño hizo a la humanidad, especialmente a nuestros Adultos Mayores

Hoy que por la gracia de Dios estamos vivos, queremos seguir contagiando nuestro ardor apostólico a todas aquellas personas mayores, que quieran formar parte de nuestros grupos, y así al final del camino recorrido, vuelvan a encontrarse con Cristo, vuelvan a la Iglesia, para que en los últimos años de sus vidas, encuentren en el Señor, todo el amor que Él nos brinda, que nos preparemos con paz y serenidad, poder alcanzar nuestra ultima morada.

Pero por ahora, el Señor nos pide a nosotros, seguir proclamando su Evangelio, a través de este maravilloso Movimiento, que tanto amamos.

Yo los animo a no bajar los brazos, y les pido a todos aquellos que aún estamos en pie, a seguir con nuestra MISION, esa que nos fue encomendada, cuando el Señor nos llamó. Quiero hacerle llegar todo mi afecto y que el Señor los colme de Bendiciones. Y con nuestra edad y nuestras limitaciones, podamos decir como San Pablo “Ya no soy yo quien vive, sino es Cristo quien vive en mí.

Susana Zonni de Echenique