Queridos amigos,
Este es un primer eco de este sínodo. Tendremos otros elementos. Aún así, ¿depende de nosotros, en función de nuestros contextos culturales y eclesiales, planificar qué objetivos debemos fijarnos para servir mejor a nuestros hermanos y hermanas de VMI?
Con María contemplando el corazón de su Hijo Jesús, el Espíritu Santo nos guiará en la Misión.
Hermosa preparación para la Navidad durante el tiempo de Adviento.
Mons. + Christian Nourrichard.
“El Sínodo: un nuevo impulso para la Misión”
A diferencia de lo que sucede después de un sínodo, el Papa Francisco no escribirá una exhortación apostólica postsinodal. Considera que el documento final contiene ya indicaciones muy concretas que pueden servir de guía para la misión de las Iglesias, en diferentes continentes y en diferentes contextos. El Papa quiere que este documento final se distribuya rápidamente.
Se trata de involucrar a todos en el camino diario con una metodología sinodal de consulta y discernimiento, identificando medios concretos y caminos de formación para lograr una conversión sinodal concreta en las diversas realidades eclesiales.
El documento final está estructurado en cinco apartados:
1) El corazón de la sinodalidad:
Es el deseo de una Iglesia más cercana a las personas y más relacional; una Iglesia que es casa y familia de Dios. Es un camino de renovación espiritual y de reforma estructural para hacer la Iglesia más participativa y misionera; para hacerla más capaz de caminar con cada hombre y mujer irradiando la luz de Cristo.
2) La conversión de las relaciones:
Es la llamada a una Iglesia más capaz de alimentar las relaciones con el Señor, entre hombres y mujeres, en las familias, en las comunidades, entre todos los cristianos, entre los grupos sociales, entre las religiones, sin olvidar a quienes comparten el sufrimiento de sentirse excluido o juzgado.
3) Conversión de procesos:
El discernimiento eclesial, el cuidado de los procesos de toma de decisiones y el compromiso de informar y evaluar los resultados de las decisiones tomadas, son prácticas con las que respondemos a la Palabra que nos muestra el camino de la misión.
4) La conversión de vínculos:
Vivimos un tiempo en el que la experiencia de los lugares de arraigo y de peregrinación de la Iglesia se transforma. Es necesario cultivar nuevas formas de intercambio de dones y tejer vínculos que nos unan, sostenidos por el ministerio de los obispos, en comunión con ellos y con el Obispo de Roma. Esta parte también analiza los fenómenos de la movilidad humana y la cultura digital.
5) Formar un pueblo de discípulos misioneros:
Conviene incorporar a la sinodalidad una formación integral, continua y compartida. Para dar testimonio de la alegría del Evangelio, creciendo en sinodalidad, el Pueblo de Dios necesita una adecuada formación en la libertad de los hijos e hijas de Dios en seguimiento de Jesucristo. Esta formación se vive en la oración y es reconocida entre los pobres.
El documento final termina con una confiada oración a la Virgen María. Le confía los resultados de este sínodo. “Enséñanos a ser un Pueblo de discípulos misioneros caminando juntos: una Iglesia sinodal”.