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TRAGEDIAS Y ESPERANZAS. Una perspectiva desde América Latina.

 

Hace más de 15 meses mantenemos situaciones difíciles extendidas en forma de pandemia, afectando no solo la salud y la vida de millones de personas, sino su economía con la disminución de la producción y el consumo en casi todos los renglones llegando a paralizar completamente por semanas y por meses la movilidad de toda la sociedad.

Las élites gobernantes han menospreciado la vida en especial de los más vulnerables, ancianos y pobres, que en las estadísticas son la mayoría de los fallecidos, muchos de ellos viven la tragedia del hambre, la enfermedad; la muerte se ha vuelto demasiado familiar, como si hiciera parte del paisaje cotidiano. A los jóvenes no les importa el riesgo de contagio por la pandemia ante la improbabilidad de una vida digna y prefieren salir a enfrentar la represión en las calles.

La situación social es muy grave. La semana anterior tuvimos una conversación personal con el Obispo de Fontibón, Mons. Juan Vicente Córdoba, S.J. y nos compartió la problemática de las parroquias y de las familias en los sectores más vulnerables como las cerca de 50 parroquias que bordean nuestro apestoso Río Bogotá. Hay urgencia de solidaridad global en el tema de las vacunas y urgencia de solidaridad local para paliar el hambre, la inseguridad y la atención médica con casi el cupo completo de camas de atención de urgencia y detenidas todas las cirugías necesarias desde hace más de un año.

¿Cuál ha sido nuestra respuesta? Nuestros directivos mantienen comunicación telefónica con algunos de los grupos de personas mayores en distintas zonas de la ciudad para acompañarnos en la distancia según nuestros carismas en Vida Ascendente, y somos conscientes de que en todo momento pero más ante la tragedia tenemos que discernir según los vientos del Espíritu sobre cómo nos ha cambiado la vida y sobre cómo vamos a hacer para adaptarnos como personas, familias y miembros de un Movimiento. Discernir sobre la misión del Movimiento ante tantas dificultades inéditas que se han vuelto globales.

Debemos privilegiar la salud espiritual. En el continente de la esperanza, Vida Ascendente es impulsada por el Espíritu mediante la Palabra, la orientación de sus Obispos y sacerdotes consiliarios (comenzando 2021 falleció por Covid 19 nuestro Consiliario Gonzalo Amaya, S.J.) y a través de sus animadores, desde México hasta Uruguay.  Del Comité Internacional recibimos y divulgamos en nuestros grupos el Boletín de Vida Ascendente, así como las circulares de nuestra coordinadora Susana Zonni Echenique, con noticias que nos animan a seguir caminando, aunque sea despacio, a pesar de las dificultades. Compartimos también materiales propios producidos en cada país sobre los temas de los mayores. Con subidas y bajadas el Movimiento se mantiene y adapta en esta encrucijada histórica.

Con frecuencia coordinamos ayudas para los más necesitados como alimentos y vestido de forma muy selectiva, conscientes de que no somos un Movimiento asistencialista. Acompañamos celebraciones alegres y festivas de la madre o de los abuelos en Hogares de Ancianos más en forma virtual mediante plataformas de comunicación por Internet, priorizando la escucha de la Palabra y las reflexiones de vida.

Animadores del Movimiento de América Latina tenemos una cita cada viernes desde las 7 p.m. hasta por dos horas, para compartir penas y alegrías, y para rezar por nuestros enfermos, miembros o cercanos a Vida Ascendente y para tener celebraciones de cumpleaños. Rotamos la coordinación de cada reunión virtual y se proponen temas divertidos aleatorios.

En nuestras familias se esperan con alegría estos encuentros de los viernes y es normal que algunos de nuestros familiares, cónyuges, hijos o nietos, se unan y participen activamente, lo cual hace más amena la reunión. Nos parece una maravilla que a pesar de las circunstancias de aislamiento, podemos con ayuda de las plataformas de comunicación hacer tantas cosas divertidas y compartir nuestras penas y nuestras oraciones.

Por las redes sociales como grupo de Vida Ascendente de América Latina y el Caribe compartimos diariamente la Eucaristía, la Lectio Divina, conferencias y lecturas espirituales como el Diario en la Presencia del Señor con pensamientos bíblicos, y lecturas académicas de cursos.

Así, nos mantenemos unidos virtualmente con la esperanza de abrazarnos a la antigua, de nuevo, como en nuestro más reciente encuentro latinoamericano en Chinauta, Colombia, donde planeamos uno próximo en Argentina que ha tenido que ser pospuesto por la pandemia. Actualmente preparamos entre los animadores de nuestros distintos países la celebración virtual de la Jornada Mundial de los Abuelos establecida por el Papa Francisco para fines del mes de julio.

Sabemos que un mundo mejor, en paz -que es la alegría colectiva-, es posible si atendemos y somos fieles a la voluntad del Creador en la realización de valores en nuestras vidas y en nuestro Movimiento, como la justicia, la solidaridad, la sostenibilidad del planeta, la amistad, la espiritualidad, la alegría y el servicio a los demás.

Bogotá, D.C., junio 29 de 2021.