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Intervención de Don José Grullón,

obispo de San Juan de la Maguana

(República Dominicana)

 

Conferencia sobre la Espiritualidad del Adulto Mayor, Venezuela

 

Antes de mi hablaron el padre Ramón Emilio y Sor Nayda, el primero exponiendo la doctrina y la segunda contándonos su experiencia. Yo os hablaré también de mi experiencia.

Comienzo diciéndoos que soy un pichón que está aprendiendo a volar a sus 78 años. Aunque estoy jubilado y soy obispo emérito en funciones, me preparo. Aunque entro en otra etapa de la vida, la misión es la misma desde el nacimiento hasta la muerte: evangelizar. Esa es mi vida.

Ahora bien, ¿Qué es evangelizar? Evangelizar es hacer el bien, es servir. Cuando María visitó a su prima Isabel, el saludo de María llenó a Isabel de Espíritu Santo. En las bodas de Caná, María atenta a la necesidad del prójimo acudió al que podía resolver y dijo a los criados: “Haced lo que Él os diga.”

Evangelizar ya con el trabajo, como Jesús de niño, en el taller de carpintero de su padre San José. Evangelizar haciendo el bien. Si no puedo hacer lo mismo que hacía en mi juventud, haré otras cosas, pero continuaré con la misma misión: Evangelizar, hacer el bien. Mi espiritualidad tiene sus cimientos en el bautismo: Renuncia a Satanás, ama a Dios y mejora el mundo. Pon en práctica los valores del Reino, haz todo con Amor, sencillez y honradez.

Tengo 78 años y sigo con mi compromiso: rechazar el mal y hacer el bien. Podré tener 90, 100, 105 años y continuaré con la misma misión, con el mismo compromiso.

Hay tres actitudes para llevar a cabo la obra evangelizadora:

  • Mantenerme activo e incitar al mayor a mantenerse activo,
  • Ser productivo, aunque esté en un asilo, debo prepararme,
  • Ser participativo:

 

¿Cómo me mantengo activo?

Nunca digo que estoy cansado. Esa palabra no está en mi lenguaje. Soy un atleta corredor de fondo que nunca dice que está cansado, siempre estoy en forma. Los adultos mayores debemos estar siempre en forma y contagiar el espíritu activo: Si queremos … ¡podemos!

Soy como un repollo con muchas capas de hojas: Las hojas externas duras y algo picadas, han vivido muchos años y provienen de la niñez, pero ya no soy un niño. Debajo aparecen las capas de hojas de la adolescencia y la juventud. Aparecen luego las hojas de la capa de la edad adulta en que desempeñé mi misión como hombre casado o sacerdote activo. Aparto esas hojas y me quedo con el cogollo tierno y activo, ese yo activo y soñador que nadie me puede quitar, mi yo íntimo y activo que nadie me puede quitar, mi yo que está pensando siempre.

 

¿Cómo me mantengo productivo?

Ya he producido mucho, con mi mochila he caminado mucho, he llegado a más de 160 comunidades. Ha habido un cambio, la gente se ha bautizado y tiene una fe más dinámica. Cuando me haga viejecito tengo que producir cambio, yo mismo debo ser productivo, no decirle a otro lo que debe que hacer. Con la edad debo cambiar de producción, para eso pienso y mi pensamiento es activo: Amo, si amo sirvo y si sirvo, sirvo, no he nacido para ser servido. El que no sirve para servir, no sirve para vivir.

Todos los años nos visita un padre americano acompañado de un grupo de adultos mayores. Vienen a recolectar, vienen a servir. Hacen voluntariado y construyen. Los mayores debemos practicar el voluntariado introduciéndonos allá donde se pueda practicar el bien: Escuelas, Residencias, Asistencia, etc. Servir siempre con los cinco sentidos: Leer, Oír, Orar.

La oración es activa. En ocasiones, cuando una obra se nos quedaba a medias, oramos. El Señor vino en nuestra ayuda y pudimos terminar. Aunque esté tullido en una cama, puedo orar, siempre puedo ser activo.

 

¿Cómo me mantengo participativo?

La respuesta es: no siendo posesivo, no queriendo mandar. Dejando hacer y sabiendo valorar. Participa valorando a los demás, valora todo lo positivo de la persona que está a tu lado.

Cuando me nombraron obispo a los 50 años, al obispo emérito, que tenía 80 años, le hice saber que la Iglesia éramos los dos, que éramos una yunta que araba junta.

Se adulto mayor siendo activo, productivo y participativo. Haz sentir al otro que es partícipe de una obra que emprendéis juntos.