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Evangelización y Espiritualidad

 

Extractos de las conclusiones del Congreso Internacional de la Pastoral para los Ancianos (enero de 2020); estos extractos se complementan conotros (en cursiva) de la intervención, en este congreso, "la generación de personas mayores, una generación para acompañar espiritualmente".  

 

La evangelización debe apuntar al crecimiento espiritual de cada época, ya que la llamada a la santidad es para todos, incluidos los abuelos. Este crecimiento espiritual forma parte de una reflexión suscitada por un nuevo estatus (ser retirado), en el momento del envejecimiento y sobre el significado de la edad: lo que significa dejar de ser productivo, entrar en la era de la disponibilidad y de la gratuidad, qué significado dar a la vulnerabilidad, la enfermedad, la dependencia, el sufrimiento, para abordar con lucidez y serenidad los temas relacionados con el fin de la vida.  

No todos los ancianos ya han conocido a Cristo; pero estos, en un momento u otro,   se enfrentan a preguntas existenciales (¿qué hago en la tierra,qué sentido doy a mi vida? por qué la finitud de nuestra vida?): estos enigmas relacionados con el misterio de nuestra vida pueden ser el punto de partida de un camino que la Iglesia puede acompañar; es una oportunidad para descubrir la fe, no como una serie de prescripciones, no como un obstáculo para el desarrollo de cada uno, sino como lo que da precio y significado a la vida.

Incluso para los ancianos para quienes tuvo lugar el encuentro con Cristo, es esencial ayudarles a redescubrir el significado de su bautismo, en esta fase especial de la vida y en una triple dirección:

  1. Para encontrar asombro por el misterio del amor y la eternidadde Dios;
  1. para superar la concepción generalizada de un Dios juez que castiga, y en su lugar descubrir la relación con el Dios del amor misericordioso;

c. pedir a los élderes que forman parte de nuestras comunidades quesean actores de la nueva evangelización y que transmitan el Evangelio ellos mismos. Están llamados a ser misioneros.  ...

-entre las personas mayores y los enfermos visitándolos regularmente, ayudándoles a encontrar serenidad, ofreciéndoles una presencia solidaria, una cercanía amorosa porque evangelizar es ante todo amar.

-entre los pobres, participando en obras de caridad.

-entre los niños, haciendo de ciertos momentos de la vida cotidiana oportunidades de catequesis para ser, como abuelos, despertadores y facilitadores de la fe.

-dentro de nuestras familias, convirtiéndonos, mediante testimonios de vida, en mensajeros de Dios, signos de nuestra pertenencia a Cristo y reveladores de su amor por cada uno.

... Cuidemos la espiritualidad de los ancianos, para que la religiosidad...   aparte de la piedad y la práctica devocional, puede estar inmersa en una auténtica relación espiritual profunda con Dios.

El anciano no se acerca al final; más bien, necesita acercarse a Dios y al misterio de la eternidad:

  1. con el apostolado de la oración, que todos los ancianos, incluso los más enfermos, pueden lograr. ¡Toda persona mayor enferma, a través de la oración, puede abrazar el mundo y puede cambiarlo con su fuerza! Incluso cuando es frágil, de hecho, cada persona puede convertirse en un instrumento de la historia de la salvación.
  1. Con el cuidado de los sacramentos: Reconciliación, Eucaristía y Unción de los enfermos, explicar mejor este increíble don del Espíritu Santo, que demasiadas personas en el mundo confunden con un sacramento que anuncia la muerte, mientras que en cambio da la fuerza para afrontar con serenidad y confianza todas las dificultades del alma y del cuerpo.
  1. Con diálogo espiritual: con el paso de los años, la persona sigue viviendo la sucesión de diferentes fases de la vida espiritual, y es necesario que abordemos sus demandas, la necesidad de intimidad con Cristo y el compartir la fe, que existe incluso en las épocas más avanzadas de la vida. Corresponde a los ancianos profundizar su fe encontrando en los lugares donde asisten a los catecismos adaptados a su nuevo estado de vida; es para ellos recibir los elementos de una reflexión espiritual específica de la vejez: aprender a adquirir esa libertad interior que nos hace vencer el miedo a la muerte y la duda, aprender a soportar las desventajas del envejecimiento, aprender a despojarse de lo superfluo, aprender a vivir la alegría del presente, aprender la esperanza, como una fuerza que fertiliza la vejez y debe transformarla ("ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí").

Gabriella Gambino

Subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

Monique Bodhuin, Presidenta de VAI

Los extractos seleccionados fueron elegidos por Jean-Michel Siméon