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LA ESPIRITUALIDAD DEL MAYOR

 

Cuando hemos preguntado a los grupos de Vida Ascendente en España, una respuesta común ha sido que las personas mayores en los grupos, a causa de la pandemia, tienen miedo y por prudencia no acuden a las reuniones de grupo. Es en estas reuniones donde ellos encuentran la amistad, el acompañamiento y la espiritualidad que les alivia de la soledad y las echan de menos.

La situación de los grupos en las residencias es dramática, los ancianos son a menudo descartados y abandonados en ellas, muchos quedan confinados en sus habitaciones, sin espacio vital, contemplando el fin de sus vidas en soledad. Muchos de ellos han fallecido sin una mano que los acompañe en el momento crucial del paso a la casa del Padre.

Al anciano se le asigna la prioridad inferior para acudir a los servicios sociales de la sanidad y a menudo solamente son atendidos con cuidados paliativos. Nuestra sociedad, con un crecimiento demográfico desequilibrado, donde priman la usura y la velocidad, no presta atención a la sabiduría y no tiene memoria. La memoria del abuelo no es un valor y vamos perdiendo las referencias que dan sentido a nuestra vida.

En este panorama desolador hay esperanza gracias a las personas que no siguen esa carrera y se detienen para meditar y encontrar el sentido de la vida.

Los primeros son aquellos ancianos que, recogiendo los frutos de la memoria, miran los pasos que les quedan por dar. Oran y su oración es escuchada, tienen confianza en la misericordia de Dios y obtienen el perdón, descargados del sentido de la culpa, encuentran paz. En mis visitas a las residencias he encontrado ancianos así, personas que se han hecho sencillas, ellas me han enseñado a entender la vida y me han dado paz.

Los segundos son los voluntarios que dedican su tiempo a la atención del necesitado, entre ellos los miembros de los grupos de Vida Ascendente. Ellos brindan al anciano el cariño que necesita, la compañía de un amigo que sabe compartir, que mantiene una escucha atenta y sabe aprender de él, liberado ya de todo lo que es accesorio. Este amigo que acompaña ayuda a profundizar en la esperanza y enriquece la vida en soledad del anciano.

Debo señalar que hay personas que están en ambos grupos, residentes en residencias que han tenido la energía para crear grupos de Vida Ascendente dentro de sus propias residencias, donde se medita semanalmente sobre los evangelios y se comparten las dificultades de la vida, aliviando la soledad. Estos grupos permanecen activos cuando el acceso a las residencias nos está limitado.

En los congresos sobre el apostolado de la persona mayor de Roma y sobre el apostolado seglar de Madrid celebrados a comienzos del pasado año 2020, la Iglesia exhorta al seglar para que colabore en la misión del apostolado. En el congreso de Madrid se exhorta al seglar a que participe de manera activa en una “Iglesia en salida”, en busca del necesitado. Al final del congreso de Roma el Papa exhorta específicamente a la creación de dicasterios del apostolado del mayor en todas las diócesis.

Atendiendo a las exhortaciones de ambos congresos, Vida Ascendente en España, siguiendo sus directrices, promueve este encuentro con el necesitado centrándose en la persona mayor. Para ello promueve la utilización de los medios de comunicación que nos permiten mantenernos unidos cuando su uso es posible (Página web, Mensajes WhatsApp, Reuniones telemáticas como Zoom, o Teams Viewer). La página web se utiliza para la difusión de jornadas de formación y peregrinaciones virtuales que permiten romper la soledad del anciano en su confinamiento gracias a su sencillo acceso con el teléfono móvil, que el mayor ha aprendido a utilizar. Debo agradecer aquí la extremadamente activa labor de nuestro Consiliario Nacional, Padre Ignacio Figueroa.

Para finalizar, una Iglesia en salida, en busca del necesitado requiere que los movimientos de apostolado colaboren. El mejor ejemplo reside en la participación de muchos miembros de Vida Ascendente en el voluntariado de Cáritas y en la pastoral de sus parroquias.

A todos ellos, gracias por su entrega y generosidad. Cuando pase la pandemia, que pasará, nos espera un trabajo de reconstrucción muy grande. La espiritualidad que permanece en las personas de fe y la necesidad que tenemos de vernos, escucharnos y acompañarnos hará que el trabajo de reconstrucción sea posible, solo tenemos que entregarnos en cuerpo y alma a animar, motivar a retomar la actividad de Vida Ascendente.

La espiritualidad está en el alma de todos.

Jaime Tamarit, Vida Ascendente España