Dar testimonio de nuestra fe a nuestros nietos
Yendo más allá de las preguntas y sufrimientos generados por una realidad que debe ser aceptada -hijos alejados de la Iglesia, nietos que no están bautizados- podemos compartir con nuestros nietos "este tesoro" que es la fe; esto gracias a las oportunidades que nos ofrece la vida cotidiana:
Con los más pequeños:
- Leamos los relatos bíblicos: las preguntas que ciertos eventos pueden plantear pueden proporcionar una oportunidad para hablar acerca de Dios
- Inventemos con ellos unas palabras de oración sencilla sobre lo que viven para introducirlos en una presencia misteriosa: "gracias por este hermoso paseo por las montañas" "Jesús, te encomiendo mi pena".
- que se maravillen de la belleza de la naturaleza y podamos hacerles sentir "Dios presente en toda la creación".
Para niños mayores:
- vivir nuestra fe reaccionando activamente a lo que pueden cuestionarnos ("¿por qué vas a misa?") estimulando su inteligencia espiritual ("Esto es lo que creo... lo que otros están diciendo... y ¿qué te parece?”).
- un evento familiar (bautismo, muerte de un ser querido) puede plantear preguntas sobre el significado de la existencia y hacer posible abordar la cuestión de la trascendencia.
- un museo, una obra literaria pueden, a través de sus preguntas, constituir un primer paso hacia Dios.
- compartamos su "ciencia de la vida", para iluminarlos cuando nos pidan una decisión que tomar o una elección de vida que tomar.
Estos simples intercambios pueden ser para los nietos los faros de un camino que conduce a Dios: Despertadores y transmisores, esta es una hermosa especificidad de abuelos. Esperemos que Dios intervenga para guiar a nuestros nietos por el camino del encuentro con Él. Hagamos nuestra la súplica de Cristo en la cruz: "Padre todo es posible para ti"; una monja comenta estas palabras "palabra extrema donde lo absoluto de la angustia viene a coincidir con lo absoluto de la confianza"
Monique Bodhuin