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Concentrarse no en el mundo, sino en el Señor

 

Se acerca el fin de año y hemos entrado en el tiempo de Adviento. La pandemia actual, COVID-19, ha amplificado el miedo entre los ancianos, ya que son los más afectados. Muchas personas mayores están enfermas o han muerto, otras se enfrentan a una vida económica muy difícil. En otros lugares (no en Tanzania), ha habido guerras, revoluciones políticas, desastres,y la gente ha experimentado todo tipo de sufrimiento. La injusticia se ha vuelto común en todas las sociedades,las culturas, las virtudes y las buenas obras no tienen valor.

Todas las malas acciones que nos rodean son signos del fin del mundo. Sin embargo, a pesar de todos estos acontecimientos, insto a los ancianos a "centrarse, no en el mundo, sino en el Señor", y a comprender que "la gratitud nos lleva a una mayor cercanía a Dios". Demos gracias a Dios por su solicitud y amor hasta hoy, por las celebraciones del año, incluido el evento del 25 de julio "el día de los ancianos"y la reciente inauguración del Sínodo de los Obispos (2021-2023).

La celebración de la Natividad de nuestro Señor está en camino.  No debemos perder la esperanza en Él porque Él es nuestra paz y apaciguamiento. Jesús viene a sanarnos en tres niveles: para sanar nuestros cuerpos débiles, para sanar nuestra mente rota, para sanar nuestras relaciones para que nos reunamos unos con otros como misioneros de la Iglesia. El leproso que reconoció estos diferentes niveles de curación, y por lo tanto fue sanado (Lc. 17:12-19), se dio cuenta de que Jesús le había dado nueva una vida y una nueva meta. ¿Cuál es esta nueva meta? Su nueva meta es hacer de su vida una luz para los demás. Comienza por regresar a la fuente de la curación y de la meta.

Vivamos todos con la esperanza de que la nueva creación ya está entre nosotros, aunque su realización sea lenta, laboriosa y dolorosa. Además, debemos centrar nuestra atención en Su cruz victoriosa y Sus planes para nosotros y para el mundo, en lugar de en los eventos que ocurren a nuestro alrededor. Esto nos ayudará a prepararnos para darle la bienvenida ahora, en Navidad y en la vida. Gracias al consuelo de san Agustín, busquemos centrarnos en Jesús, encontrarnos con él, y así nutrir el don de la fe que tenemos, buscando acercarnos a Jesús. Feliz Navidad.

Padre Gregory Mashtaki

Consejo espiritual para el África de habla inglesa.