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TODOS LOS SANTOS 2019

"Tuve un sueño", dijo Dios...

            El "sueño" de Dios es compartir todo lo que es su vida y lo hace feliz con sus hijos. Esta vida compartida tiene un nombre que a veces asusta: Es santidad. Sí, Dios sueña con que nosotros seamos santos.

            Para que este sueño se haga realidad, Dios envió profetas a su pueblo, como Moisés y Elías. Finalmente, envió a su propio Hijo para mostrar el camino a la santidad.

            El camino a la santidad es seguir a ese hijo, Jesús. Dos preceptos, que son uno, son un faro esencial en este camino a la santidad: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón" y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos preceptos son tanto un mandamiento como una promesa. Un mandamiento porque son un resumen perfecto de la ley dada por Dios a Moisés; y una promesa porque se expresan en el futuro: "Amarás", con mi ayuda, amarás...

            En una carta, el Papa Francisco se ha hecho eco recientemente de la llamada a seguir a Jesús por el camino de la santidad. Para que no confundamos la santidad con la tristeza o la coacción, dio el siguiente título a su carta: " Alegraos y regocijaos". La fiesta del Día de Todos los Santos puede ser una oportunidad para leer o releer esta carta (exhortación apostólica del 19 de marzo de 2018).

            En el camino hacia la santidad, no vamos solos. Junto con nuestros hermanos cristianos formamos un pueblo llamado por el Padre. Nuestros grupos de Vida Ascendente son células de este pueblo. Apoyándose unos a otros, "escalamos" el camino de la vida y de la santidad.

            A cada uno les repito las palabras del Papa Francisco: "No temas a la santidad, no te quitará las fuerzas, ni la vida, ni la alegría."

+ Francois Maupu